La localidad de Quilino vivió una nueva edición de la Fiesta de la Mandarina, consolidándose como un evento clave para el desarrollo citrícola y cultural de la región. En su 15ª edición, la festividad no solo ofreció espectáculos artísticos, sino también espacios de capacitación para productores y emprendedores del sector.
Como parte de las actividades formativas, se llevaron a cabo dos encuentros de gran relevancia. La ingeniera agrónoma Marcela Pasquali, coordinadora de la Diplomatura en Turismo Rural Sustentable de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UNC, encabezó la charla "Turismo Rural: una oportunidad para el desarrollo local en base a la producción citrícola", destacando el potencial de la región para integrar el turismo con la producción agrícola. Asimismo, Marcelo Sibilia, Director Ejecutivo de Wiñay S.A., dirigió el conversatorio "De la Quinta al Mercado", en el que se abordaron estrategias de comercialización de la mandarina, un producto emblemático de la zona.
En reconocimiento a la participación y compromiso de los productores, la intendente de Quilino, Prof. Mabel Godoy, entregó certificados en el escenario mayor del evento. Año tras año, estas instancias de intercambio y aprendizaje fortalecen el modelo productivo local, apostando por la sostenibilidad, el valor agregado y la comercialización inteligente.
La apertura oficial de la Fiesta estuvo marcada por una emotiva presentación del coro de niños y niñas del Centro Educativo Provincia de Buenos Aires, quienes interpretaron canciones con un profundo sentimiento por la identidad local. Durante su discurso, la intendente resaltó la importancia de comenzar esta celebración con la participación de la infancia, protagonistas del presente y sembradores del futuro.
Mientras el aroma de las mandarinas inundaba el aire y los presentes disfrutaban de la gastronomía típica, el canto de los más pequeños recordó que esta fiesta es también un homenaje a la comunidad, el esfuerzo colectivo y la esperanza.
En el ámbito artístico, academias y grupos de baile de todas las edades brindaron espectáculos llenos de color y emoción en el escenario. La danza, expresión de identidad y alegría compartida, tuvo un lugar central en el evento. La intendente agradeció a todos los artistas y familias que formaron parte de esta edición, destacando su aporte a la cultura y tradición local.
La Fiesta de la Mandarina reafirma su papel como un espacio de encuentro, formación y expresión cultural, fortaleciendo la producción citrícola y la identidad de Quilino. Un evento que, con cada edición, sigue creciendo junto a su gente y su tierra.
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